sábado, 26 de septiembre de 2009

Fauna perdida. Mi espíritu vago. Ojos de arena en metamorfosis. Cuerpo de sal.
Manos afiladas.
No siento los pies.

Soy un lobo en el metro, esperando llegar a la próxima estación. Siempre con la presa entre los ojos y con la cola descuidada.

Soy un fantasma, de esos que se niegan a aceptar que han muerto y en las noches visitan el último callejón que transitaron. De esos que extrañan y visitan a quien aman solo para darse cuenta que no son bien recibidos; que sus fotografías han sido guardadas en el desván.

Soy la ofrenda de un altar y el camino para pasar la frontera espiritual.

Soy quien daña con amor.
Soy desequilibrio.
No siento los pies.