sábado, 26 de septiembre de 2009

Fauna perdida. Mi espíritu vago. Ojos de arena en metamorfosis. Cuerpo de sal.
Manos afiladas.
No siento los pies.

Soy un lobo en el metro, esperando llegar a la próxima estación. Siempre con la presa entre los ojos y con la cola descuidada.

Soy un fantasma, de esos que se niegan a aceptar que han muerto y en las noches visitan el último callejón que transitaron. De esos que extrañan y visitan a quien aman solo para darse cuenta que no son bien recibidos; que sus fotografías han sido guardadas en el desván.

Soy la ofrenda de un altar y el camino para pasar la frontera espiritual.

Soy quien daña con amor.
Soy desequilibrio.
No siento los pies.

viernes, 18 de septiembre de 2009

Llueve en silencio, que esta lluvia es muda
y no hace ruido sino con sosiego.
El cielo duerme. Cuando el alma es viuda
de algo que ignora, el sentimiento es ciego.
Llueve. De mí (de este que soy) reniego...

Tan dulce es esta lluvia de escuchar
(no parece de nubes) que parece
que no es lluvia, mas sólo un susurrar
que a sí mismo se olvida cuando crece.
Llueve. Nada apetece...

No pasa el viento, cielo no hay que sienta.
Llueve lejana e indistintamente,
como una cosa cierta que nos mienta,
como un deseo grande que nos miente.
Llueve. Nada en mí siente...

Pessoa.
Pienso en ti y dentro de mí estás entera.

Aquí viene, por las grandes praderas, corriendo hacia mí, la leve brisa.

Pienso en ti, murmuro tu nombre; y no me siento yo: estoy feliz.


Sentada junto a la ventana,
A través de los cristales, empañados por la nieve,
Veo su adorable imagen, la de ella, mientras
Pasa... pasa... pasa de largo...

lunes, 7 de septiembre de 2009